lunes, 1 de marzo de 2010

Asado & rock: It´s only costillar but I like it

Algunos días después de aquel nefasto “Si quieren venir que vengan”, voceado a lo Perón por el General Leopoldo Galtieri con voz etílica desde el balcón de la Casa Rosada, comenzaban las bajas argentinas en las Islas Malvinas. Al mismo tiempo, una orden de tintes castrenses llegaba a todas las radios del país: “queda terminantemente prohibido emitir canciones en inglés”.
Allí comenzó –pese a la funesta situación que le dio origen al fenómeno- la época de mayor popularidad del autoproclamado “Rock Nacional”, que rápidamente se encargó de describir casi todos los aspectos de esa época de sangre en la que se derrumbaba la peor dictadura de la historia argentina.
Y entre canciones que criticaban la guerra, la represión y daban cuenta de los muertos y los desaparecidos, el asado irrumpió en la temática rockera, ocupando un lugar casi tan importante como el que habían tenido los “burros” y la “timba” para el tango de la década del cuarenta.
“Virus”, una de las bandas emergentes, realizó una primera pintura de la argentinidad de los ’80 con su irónico “Me fascina la parrilla”: “Me fascina la Argentina, con la parrilla yo me puedo copar...”.
Desde una postura más radical y con otra estética, el tardío movimiento punk argentino, representado por “Los Violadores”, tuvo como himno de aquellos años el tema “Represión”, que pintaba la oscura realidad nacional. “Hermosas tierras de amor y paz, hermosa gente cordialidad, fútbol, asado y vino son los gustos del pueblo argentino”.
En 1982 pese a la crisis, la inflación, la guerra, la desocupación y el default, cada argentino consumía 72 kilos de carne vacuna por año y el stock era de casi 53 millones de cabezas, registrándose una exportación de 500 mil toneladas.
Unos años después, ya entrado el gobierno de Raúl Alfonsín y con el rock aún en el centro de la escena, el consumo treparía hasta casi 83 kilos por habitante, con un stock levemente superior y exportaciones que apenas arañarían las 270 mil toneladas.
En los noventa, en medio del reinado liberal y las privatizaciones, el asado siguió siendo protagonista en todas las vertientes del rock vernáculo, como en el absurdo tema “La vaca y el bife” de Las Pelotas (“Aberdeen Angus tenía una vaca, Aberdeen Angus, hacía mucha caca, pero un día cuando yo dormía, la amordazaron, ni ‘mu’ decía, la llevaron y terminó echando humo en una parrilla”), o en el contestatario “Olvídalo y volverá por más” de “Hermética”, referente del Heavy Metal de las Pampas (“Politiqueando un doctor de la ley, ganó un lugar con sólo prometer, carnes asadas convidó al pueblo, que dio su voto creyendo”).
A principios de la década caracterizada por esa suerte de poesía nihilista “ramal que para, ramal que cierra”, el consumo de carne era de 72,5 kilos por habitante, con un stock similar al de los ’80 pero casi diez millones de habitantes más y 300 toneladas de exportación.
El nuevo milenio trajo nuevas bandas y nuevas formas de describir el siempre complejo “ser argentino”, como la exaltada “Argentinidad al palo” de la “Bersuit” (“Descuartizan vacas en el norte…”), pero siempre con la presencia indiscutible del asado. Los ejemplos pueden ser tan extensos como caprichosos, pero para botón de la muestra se puede mencionar grupos como “The Asado” y “Asado Violento” -con su CD “Chory Invaders”-, o discos como “Un Asado en Abbey Road”, de los festivos Kapanga.
Actualmente, más allá de los avatares que moldearon el espíritu del rock criollo desde aquel boom de 1982, el asado sigue siendo un componente esencial de la cultura joven, exaltado hasta el paroxismo por la despreocupada banda cordobesa “Los Caligaris” en su pegadizo “Asado y Fernet”: “¿Compramo’ una pizza?, ¡NO!, ¿hacemos mondongo?, ¡NO!, ¿comemos puchero?, ¡NO!, ¿Entonces qué hacemos?... Hagamo’ un asado, tomemo’ ferné, hagamo’ un asado, tomemo’ ferné”.

Luis Fontoira
Publicado en la revista Integración
Nro. 2 - Febrero 2010


No hay comentarios:

Publicar un comentario